domingo, 15 de junio de 2014

Llegó la hora de Felipe VI, ¿“el Preparado”?

By Atlantic Chef (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0) or GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)], via Wikimedia Commons
Llevamos dos semanas muy revueltas con el anuncio de la abdicación del Rey, y confieso que no me sorprende. He sostenido durante mucho tiempo que cuando llegase este momento, íbamos a tener un buen folclore. Y lo estamos teniendo –lo que ocurre no deja de ser 100 % Spanish–; y lo que aún nos quede por ver, oír y leer hasta el día 19 (proclamación de Felipe VI) y días subsiguientes.
Periódicos, radios y televisiones analizan la cuestión desde (casi) todos los ángulos posibles. Pero es en Internet, una vez más, donde ríos de tinta cibernética inundan las publicaciones digitales, los foros y las redes sociales haciéndose eco del acontecimiento, sus posibles causas y sus consecuencias, con la libertad que caracteriza a este medio, es decir, sin las presuntas censuras o autocensuras de las que tanto se habla.

Por poner unos cuantos ejemplos, así a vuelapluma, me vienen a la mente un par de demandas de paternidad contra el Rey saliente; la denuncia en curso de un abogado valenciano contra el “ciudadano Juan Carlos de Borbón” (sic) a cuenta de su dinero en Suiza; la reclamación del trono por parte de Carlos Javier de Borbón-Parma, que invoca a sus “leales carlistas”; la alerta por parte de la Policía Nacional de un posible boicot violento –un artefacto de baja intensidad– el día de la proclamación; el “fantasma” de Corinna, que parece que sigue alargando su sombra; algún que otro comentario sobre el marido-exmarido-marido de Telma Ortiz, Jaime del Burgo; no faltan los que califican el ascenso al trono de don Felipe de “golpe de estado”; e incluso un economista director de un diario digital se ha atrevido en Twitter a poner en duda la maternidad de las infantitas...

No obstante, lo que está copando los debates, publicaciones y foros es el tema del referéndum y la agitación que se está viviendo en el mundo republicano y filorrepublicano español. Los ánimos están al rojo –nunca mejor dicho en la mayoría casos– y se quiere aprovechar la coyuntura, como era de esperar, para intentar fomentar entre la ciudadanía la demanda del derecho a decidir entre monarquía y república.

Con semejante panorama, el perfil bajo del acontecimiento a muchos se les antoja de mera necesidad. Necesidad con la que no parece casar el posterior paseo en coche por el centro de Madrid con las calles engalanadas. Como tampoco casa el hecho de haber abierto una cuenta en Twitter, en la que los más osados se están despachando a gusto con insultos de todo tipo hacia la institución y sus integrantes.

Tengo la ligera impresión de que en la Casa Real siguen sin ser demasiado conscientes de lo que les rodea. No obstante, y en línea con lo que manifestó don Juan Carlos el pasado día 2 respecto a la renovación de la monarquía, parece ser que don Felipe, con la ayuda de su esposa, va a sustituir a todo su equipo de confianza en Zarzuela por otro más joven. ¿Contribuirán medidas como esta a la estabilidad y mejora de la imagen de la monarquía? El tiempo lo dirá. Lo que sí parece claro es que Felipe VI, al que algunos han colocado el sobrenombre de “el Preparado”, no lo va a tener fácil. Cierto es que no le faltan conocimientos para hacerse cargo de la jefatura del estado, pero ¿sabrá igualmente agradar al actual pueblo español? El nuevo rey deberá ganarse el puesto a diario más aún que su padre, y también tendrá que guardar mejor las formas e hilar más fino para ser verdaderamente ejemplar, por su propio interés. En cuanto a su consorte, también tendrá un arduo trabajo aunque más silencioso de cara a ganarse el afecto del pueblo: la reina Sofía ha puesto el listón por los cielos y es bastante apreciada, mientras que Letizia parece que no termina de caer bien. Pero bastará con que cumpla su agenda de la mejor manera posible (incluyendo una indumentaria adecuada a cada ocasión); se muestre más cercana a los ciudadanos, sonriente, afable y natural; y comprenda que la gente no quiere una beldad inmarcesible por reina (doña Letizia siempre fue hermosa) sino alguien con quien se identifiquen o, al menos, alguien a quien apreciar y hasta admirar.

Valor y a la faena, Majestad, que hay mucho por hacer, demasiado: todo un reto.