domingo, 25 de marzo de 2018

Si quieres saber quién soy...

Hace poco me he topado con un caso típico de persona de cortas luces y grandes ínfulas. Se trata de una muchacha muy bonita de cara y aparentemente modosa. Empezó a trabajar de cara al público en un establecimiento malagueño y todo fue bien hasta que surgieron los problemas: objetos olvidados en la calle al cerrar por la noche, errores en la caja, falta de compañerismo y de implicación, incapacidad para asumir errores y disculparse… Su primera respuesta era: “Yo no me equivoco, yo he estudiado Biología”. Lo que parece más una contestación de alguien con poco coeficiente intelectual que de una licenciada o graduada. En otras ocasiones, la culpa era del ordenador. Nunca de ella. Cuando finalmente le llegó el despido, expresó con palabras lo que llevaba manifestado tanto tiempo con su actitud: que ese era “un trabajo de mierda” (literal). Romina, querida: si te consideras tan importante y tan preparada académicamente, ¿qué haces optando a empleos “de mierda” que ni siquiera eres capaz de desempeñar correctamente? No esperes llegar muy lejos con esa actitud. En estos tiempos no basta con tener una cara bonita y una licenciatura, hay que ofrecer mucho más para llegar bien alto como tú pretendes. Pero los primeros pasos son la humildad y la sensatez. No sé quién eres ni de dónde proceden esos aires de grandeza pero la vida te va a bajar los humos muy pronto, porque pretendes demasiado para lo poco que ofreces. Me has recordado aquella estrofa que cantaban las Águedas de San Lázaro de Zamora:

Si quieres saber quién soy
y de qué familia vengo,
bájame los pantalones
y verás qué cara tengo.

Si fueras una persona realmente importante, como tú te consideras, no despreciarías a los demás sin antes intentar conocerlos de verdad, porque con mucha frecuencia vas a hacer de menos a quienes valen que tú, tienen más estudios, más categoría y, sobre todo, más sesera. Y quizá no se lo tomen demasiado bien. Piénsalo tranquilamente, anda…


Últimas noticias: a través de una compañera que habló con ella tras el despido, me entero de que la muchacha le dijo que ninguno de los que trabajamos aquí tiene la carrera terminada, lo cual no es cierto, ya que algunos hasta tenemos incluso un posgrado. También le dijo que el nuevo director de la empresa (un muchacho joven con carrera, dos másteres y que está cursando el doctorado) tenía títulos fantasma...

Parece que en España no hubiera obtenido nadie un título universitario hasta que llegó ella... En fin... Va a ser verdad que igual la chica era una narcisista de manual. Mejor cuanto más lejos.