viernes, 25 de agosto de 2017

A Colau le faltan bolardos

Después de los atentados de Cataluña, todo son lágrimas por las víctimas y reconocimientos para los Mossos d’Esquadra. Pero han fallado cosas y cada día van saliendo a la luz nuevos datos que ponen de manifiesto los errores que han favorecido –que no causado– estos atentados. 

En primer lugar, la falta de coordinación entre los diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, algo inadmisible jugándonos todos lo que nos estamos jugando: LA VIDA. Ante semejante peligro no hay cabida para chuminadas políticas, y perdonen la expresión. Todos somos Cataluña y ellos están en el mismo barco que nosotros, con independencia o sin ella. Así que más nos vale a todos dejarnos de disputas pueblerinas y cooperar en temas de prevención del terrorismo, por la cuenta que nos trae.

Y luego están los dichosos bolardos, esos que de haber estado instalados hubieran dificultado la entrada en las Ramblas de la furgoneta de marras. Qué bajeza moral –argumenta la alcaldesa de la capital catalana–, la de quien le recrimina su amplia sonrisa en la concentración en honor a las víctimas, esa en la que todos (reyes incluidos) tenían unas caras que les llegaban al suelo… Qué bajeza moral la de quien la acusa de no haber protegido suficientemente una zona de la ciudad que era un más que posible objetivo de estos terroristas (fuente: la CIA)… Qué bajeza moral la de quien le pide algo más que lagrimitas y encogimientos de hombros…

Dicho de otra manera: qué cara más dura la de esta señora que sabiendo el peligro que corría la zona, no la protegió adecuadamente; qué cara más dura para decir que si se protegen los extremos de las Ramblas, los laterales quedan desprotegidos; qué cara más dura para decir que no se pueden poner bolardos porque impiden el paso de ambulancias, etc. ¿¿Se ha creído que somos tontos?? Pues mire usted, Excelentísima Señora alcaldesa, si hay que poner bolardos a lo largo de todas las Ramblas, se ponen, de esos que suben y bajan, buena mujer, para que puedan pasar vehículos municipales, ambulancias, furgones policiales, etc. cuando convenga. ¿Ve qué fácil es si se quiere?

También están los que dicen (el periodista Antonio Maestre, por ejemplo) que los terroristas son imparables y que si no hacen ahí el atentado, lo hacen en otro sitio… Claro que sí, guapi: eso se lo comentas a los familiares de los muertos en las Ramblas, igual hasta te invitan a cañas.

Tras muchos tiras y aflojas, la Excelentísima se ha dignado instalar bolardos, a toro pasado, claro. Pero serán escasos, porque Colau no quiere “cortar nuestra libertad” (sic)… Como si a los ciudadanos honrados les molestase que una zona peatonal potencialmente peligrosa estuviese más protegida… 

A Colau parece que le faltan bolardos para proteger a los ciudadanos de su ciudad y le faltan “bolardos” para reconocer que no tuvo en cuenta siquiera los avisos de la CIA respecto al peligro que corrían Barcelona y las Ramblas en particular. A ella le bastan unas lagrimillas, un “quién iba a imaginar…” y unos cuantos reproches para quienes le están pidiendo cuentas por su clamorosa ineptitud.

Aunque bien pensado, quizá no le falten bolardos: quizá los tenga todos dentro del cráneo a modo de sesos.