domingo, 21 de abril de 2013

Hasta luego, primo



Como churros, oigan. Éxito total, a pesar de una cierta censura que dicen que hay en su distribución. Cuatro ediciones en menos de dos semanas, a 15.000 ejemplares la tirada. Los medios digitales españoles echan chispas, publicaciones como The Telegraph, The Daily Mail, The New York Times o Paris Match se han hecho eco de su contenido, mientras los grandes medios patrios callan. En América Latina también hablan de ello, y mucho. La noticia se ha publicado incluso en idiomas sobre los que no se habían posado jamás mis ojos. Pero la televisión y la prensa escrita españolas, salvo Intereconomía y su periódico, guardan un ¿respetuoso? silencio. En el caso de Intereconomía, periódico y televisión han ido por caminos distintos. Mientras el primero exigía explicaciones por parte de la protagonista, la segunda pasaba muy por encima de la cuestión tachando al autor de oportunista y/o persona deleznable. Pero casi ni “mu” sobre el meollo del asunto. “Temas muy íntimos”, apuntaban unos. “Flagrante violación del secreto profesional”, señalaban otros. “Vomitivo”, sentenciaba una periodista que se sentía incapaz de abrirlo siquiera por la repugnancia que, decía, le provocaba. Y las cuestiones de fondo y sus repercusiones, considerablemente peliagudas, sin tocar.

¿Tienen los españoles derecho a conocer asuntos íntimos que, dada su naturaleza y las características de las personas a las que atañen y de las instituciones a las que dichas personas representan, pueden generar descontento en la población y hasta, incluso, inestabilidad en esas instituciones y, por ende, en el país? Mi teoría es que tarde o temprano todo se sabe y la noticia, aunque ignorada por los medios, ya está en nuestras calles (y en las del mundo) y amenaza con convertirse en un best seller. Algunos periodistas, timoratos en televisión, se desquitan en la red. Hasta su exnovio ha dejado caer algunas palabrejas bastante inquietantes en Twitter, aunque no sencillas de descifrar para quienes no estamos realmente en el tomate. Y aquí hay mucho, demasiado por lo que afirman unos y otros.

No soy yo amante de chismes ajenos, pero no me gusta que me cuelen de matute a personas que pueden provocar aún más problemas en instituciones que, a día de hoy, parecen estar en la cuerda floja a causa de la mala cabeza de sus integrantes. ¡Bueno está el país para más inestabilidades! Pero da igual lo que yo opine, y lo que opinen esos que tantas náuseas dicen sentir: tarde o temprano todo se sabe. Mientras tanto, la interesada guarda silencio. El libro atenta directamente contra su honor y, no obstante, no han tomado medidas legales ni ella ni quienes la amparan. El silencio es la mejor opción, piensan. Callan ellos, callan los grandes medios españoles y se deja correr…

No es la primera caja de pandora referente a su pasado que se destapa, ni será la última, pero quizá sí es la que más repercusión ha tenido hasta ahora, a pesar del silencio que parece reinar, por la relación de la protagonista con el autor y por las pruebas documentales que el libro aporta. Pruebas de hechos que, sotto voce, mucha gente ya conocía.

Pero advierten que hay más,mucho más, y peor. Por tanto, la huida hacia delante no es la mejor solución. A veces, el ambientador no es suficiente: es preferible abrir puertas y ventanas y limpiar la casa, para que la suciedad no se acumule.

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