Pero vayamos a los motivos que condujeron a este promotor oficial
de España a soltar semejante improperio. Según él, todo se debió a unas pitadas
catalanistas contra la bandera española. Y, claro, Gafo, españoleador de
profesión (ex españoleador ahora) se sintió ofendido y reaccionó sin pensárselo
dos veces, de mala manera y en público (internet).
Y digo yo, sabiendo que a Urdangarin lo han pillado por los
e-mails, que a Rajoy puede que lo trinquen por los SMS y que de la señora
Hormigos mejor ni hablamos… ¿cómo es posible que aún haya personajes públicos
capaces de electrocutarse de este modo con la tecnología? Igual es que no llegan más
arriba los más listos, quién sabe… Pero este ya es tema para otro artículo. Por otro lado, el ver que a alguien se le destituye
fulminantemente quizá abra otra vía de esperanza para los ciudadanos de un país
en el que no hay forma de levantar los culos de nuestros representantes de sus
respectivos sillones ni tapizándoselos de higos chumbos.
Ingenuidades aparte, esto no pasa de ser una mera anécdota
que pone de manifiesto, de nuevo, que una cosa es lo que se dice o hace
oficialmente y otra lo que se piensa en realidad. Ahí tenemos, por ejemplo, el
caso del jefe de Tráfico de Girona, pillado conduciendo a 160 km/h. Esto me recuerda aquello
de “cumplir y hacer cumplir”. Lo segundo todos lo llevan a rajatabla —aquí no
nos deslizamos nadie—; respecto a lo de cumplir… hay que ser muy responsable,
muy formal y tener mucha vergüenza para predicar con el ejemplo. Y yo me
pregunto, ¿tenemos a personas con este perfil defendiendo los intereses de
nuestro país?
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