martes, 27 de agosto de 2013

Comida vegetariana: prueba de fuego para los cocineros

Falafel / Фалафель ¡casero! Ayer fui a comer a un restaurante vegetariano que me había sido muy recomendado por unos familiares. Se trataba del cuarto restaurante de este tipo al que acudía, y mi experiencia había sido satisfactoria o muy satisfactoria en las anteriores ocasiones. Pedí un primero de verduras variadas con garbanzos; una lasaña de espinacas, requesón y pasas de segundo, y kéfir de postre. También pedí un zumo pero me dijeron que no tenían zumos embotellados. Supongo que tampoco los tenían naturales, puesto que no me ofrecieron esta opción.

Me traen el primer plato y empiezo a comer. Las verduras estaban simplemente cocidas, pero eso no tenía que significar necesariamente que no fueran sabrosas. Sin embargo, algunas tenían exceso de sal y todas ellas se encontraban sobre una mini piscina de aceite. Es decir, saladas y/o pringosas. Ningún otro tipo de condimento ni de salsa ni de nada. Para entendernos: un plato soso y mal cocinado.

El segundo, la lasaña, era mejor. No excelente pero sí bastante bueno. En cuanto al postre, viene el camarero de la cocina y me dice que el kéfir se está haciendo y que no está disponible, que elija otro poste. Así que escogí una tarta de fruta. Por desgracia, dicha tarta solo tenía unas láminas de fruta por encima y todo lo demás era una masa con mucho sabor a masa y muy poca azúcar. Un menú de 6,50 de nota (suelo valorar numéricamente las comidas de los restaurantes a los que voy) por 12,50 €.

Dicho todo esto, añadiré que solo uno de los cuatro vegetarianos en los que he comido hasta ahora me ha parecido inmejorable (se encuentra en Torremolinos, Málaga): con platos deliciosos, postres exquisitos, zumos preparados en el momento con las frutas y/o verduras escogidas por el cliente y un mejor precio (sobre los 10 € el menú). Los demás restaurantes, bien; y este último en el que he estado, bastante mediocre. Y es que cocinar verdura, a lo sumo acompañada de productos lácteos o de huevo, no es sencillo si se quiere conseguir platos sabrosos. Sin embargo, no es imposible ni mucho menos cuando se tienen la imaginación y la habilidad necesarias.

Esas mismas verduras que ayer tomé, hechas a la parrilla con la cantidad justa de sal y servidas con un toque de aceite y quizá también de alguna salsa de fruta, hubieran podido resultar deliciosas. En cuanto a la tarta, quizá con más fruta y/o sustituyendo la masa por bizcocho u hojaldre se habría logrado un resultado óptimo.

Los médicos recomiendan comer más frutas y verduras y, poco a poco, los restaurantes de este tipo se van abriendo paso y cuentan con mayor número de adeptos, que no necesariamente han de ser vegetarianos. Por desgracia, muchas personas aún conservan la idea de que comer verdura es soso, triste y deja un mal sabor de boca. Establecimientos como estos, con un buen cocinero al frente, pueden hacer cambiar esa opinión si tienen la capacidad de conseguir grandes sabores sin emplear carne ni pescado en sus platos. Y es que cocinar es también un arte. ¿Qué? ¿Nos hacemos un “vegeta”?

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